Furiosa como sos te extraño. No recuerdo en qué momento
olvidé
que no eras para siempre.
Creo fue amor
de solo ida.
Volver me lo enseñaste vos.
Ahora, déjame ir.
En tus veredas
luces
y charlas de café
me engañaste con una verdad.
Eso alcanzaría para pedirte perdón.
Igual, sería la última palabra de una larga lista. Entenderte no se puede. O se te ama o se te odia. A mí, que hice las dos cosas, no queda que llorar lo difícil que es hacerlas ahora que tu olor se fue de mi ropa.
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